Fue hasta extraño... realmente porque fue el primer día que vimos el sol y el cielo azul desde que llegamos a Cantabria y la verdad que el paisaje cambia por completo. El verde brilla y se ve mucho más verde y el cielo es un azul intenso... el paisaje se queda espectacular.
Llegamos tarde pero aun quedaba tiempo para aprovechar. Aparcamos en una zona azul que (no sé por qué) dimos por hecho que terminaba a las 18.00 hrs. así que nos fuimos tan alegremente sin sacar ticket. Recorrimos la playa de Brazomar disfrutando del ambiente. A la derecha hay una zona verde muy recomendable también si se te queda una tarde tan buena como la nuestra: el parque Cotolino.
>> Qué ver y qué hacer en Castro Urdiales
Parque Cotolino desde la playa de Brazomar |
Pero lo mejor sin duda era las vistas hacia el otro lado: a la iglesia y al castillo. No sé si es para tanto y además lo tenía bastante visto en fotos, pero de verdad que me encantó esa postal, la típica de Castro Urdiales.
Seguimos caminando hasta el parque de Amestoy y la verdad que toda la costa es preciosa, desde el paisaje (hasta se alcanza ver la Bahía de Bilbao) hasta los edificios tan señoriales y elegantes de la costa. El cabreo del día por culpa de Santoña y la ruta del Faro de Caballo había desaparecido. También debo añadir que todavía arrastrábamos el cansancio de la ruta y estábamos deseando llegar a la plaza del ayuntamiento para sentarnos y descansar tomando un café (el café de después de comer, pero a las 7 de la tarde).
Y así lo hicimos. Nos sentamos en una terracita en medio de la plaza donde había bastante gente joven bebiendo calimotxo! (cosa que me llamó la atención porque me encanta y en nuestra zona podría decir que se ha extinguido). Después ya era tarde así que nos fuimos de vuelta al coche pero esta vez lo hicimos por los callejones de detrás de la plaza, llenos de tascas y bares de pintxos. Debe haber un ambientazo por allí a la hora de salir a comer y cenar verdad? tenía pinta de ello pero no lo pudimos descubrir. Llamadnos reventadxs, pero así fue. No nos quedamos de tascas a cenar y tampoco nos acercamos a ver el castillo ni la iglesia ¡cosa que me arrepiento mucho porque no se si algún día volveré! (espero que sí).
Eso es lo que os puedo decir: Castro Urdiales es precioso, disfrútala bien y no te vayas sin ver la iglesia y el castillo (o tomarte algún vinito en alguna tasca). Pero... aunque el día se arregló ¿recuerdas que el día estaba siendo una really mierda? pues efectivamente cuando llegamos al coche... esa zona azul... efectivamente teníamos una MULTACA en la luna del coche que nos pusieron 30 segundos después de aparcarlo. Seguro que estaban viendo cómo aparcábamos y esperando a irnos para atacar...
Aunque lo pagamos al momento y solo fueron 12 € de multa... un parking justo en el centro 3 horas hubiera sido más barato. Para colmo ya habíamos dejado nuestra posada de la felicidad y nuestra nueva posada se encontraba en otro lugar... y era imposible que se acercara tanto al paraíso.
Llegamos a nuestro nuevo alojamiento y tampoco estuvo tan mal aunque nada que ver. Además el recepcionista era algo insoportable aunque tenía un perro precioso del que me enamoré. Aunque el jardín de nuestra nueva posada no tenía nada que ver con el anterior, no fallamos al ritual de bebernos nuestras cervezas antes de subirnos a descansar.
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