Cantabria: Picos de Europa

 


Buenos días! nuestro primer día en esta posada y también el primer día que amanecemos con el cielo azul. En nuestros planes para el día de hoy contemplábamos llegar hasta Bárcena Mayor, considerado el pueblo más antiguo de Cantabria, pero pidiendo opinión de varias personas con las que nos cruzamos durante el viaje, todos coincidieron en que no nos podíamos ir sin visitar Potes y así lo hicimos. Ya que íbamos a llegar a Potes, por supuesto aprovecharíamos para subir al teleférico de Fuente Dé, otro de los lugares que mi padre siempre me recomendó visitar. 

Madrugamos y bajamos a desayunar al jardín bajo la incómoda insistencia del dueño, que medio nos obligaba a hacerlo allí y que solo un café no era suficiente. Después pusimos rumbo a Fuente Dé (a 2 horas y media en coche) y aunque parecía que el trayecto iba a ser bastante pesado, realmente se nos hizo corto porque conducir por Cantabria es todo un placer para los sentidos.

En la primera hora de la ruta el camino era precioso, como toda Cantabria, pero después había que recorrer el Desfiladero de la Hermida y aquí ya la cosa se pone aun más interesante. Hay que reducir la velocidad a 50 (por eso también el camino se hace tan largo) y a disfrutar del paisaje: una carretera que transcurre por la orilla del río Deva, entre paredes de piedra altísimas y muchas curvas, pero unas vistas impresionantes. Yo soy un poco miedosa para conducir pero debo decir que aquello fue toda una experiencia. 

Nos llamaba la atención cada casita de montaña que veíamos al borde de la carretera: pequeños hotelitos llenos de flores de colores, furgonetas y caravanas, restaurantes que parecían cabañas, etc. Aquello era maravilloso.  Cruzamos Potes y pasamos de largo porque nuestra idea era subir primero a Fuente Dé, contando con que habría que hacer mucha cola para subir al teleférico o problemas para aparcar, y después bajar a comer o descansar en Potes y darnos una vuelta... y más o menos ese fue el plan.

Cuando llegamos arriba (a los pies del teleférico) no tuvimos problema para aparcar. Bajamos corriendo del coche porque como veis en la foto: el paisaje era sublime, asombroso... no exagero si digo que en mi vida he visto nada igual. Estábamos rodeados por un abrigo de enormes montañas que casi alcanzan los 2000 metros de altura cubiertas de prados verdes. La sensación era tan increíble que daba hasta vértigo y aunque el tiempo pasaba nosotros seguíamos boquiabiertos mirando hacia arriba.

Escuchamos a una chica decir que para subir al teleférico estaban dando pases para dentro de 2 horas,  y nuestra intención era subir, aunque para nosotros esperar en aquel lugar durante 2 horas no fue ningún problema, así que fuimos a la taquilla a comprar los tickets por 18 € ida/vuelta y nos dieron para las 13 hrs. Mientras tanto pillamos una mesa en una cafetería y descansamos un rato disfrutando del paisaje. Acabo de darme cuenta que si estás federado tienes un descuento que podíamos haber aprovechado pero ya es tarde. Nos tomamos un café y luego nos tumbamos en el prado durante una hora para hacer tiempo hasta las 13:00 hrs. Luego nos fuimos al teleférico a hacer cola y esperar a que nos dieran nuestro turno.

La espera fue ligera porque en cada cabina podían subir a 20 personas que en menos de 5 minutos supera una altura de 753 metros, hasta llegar a los 1823 de altura sobre el nivel del mar. Arriba hay un mirador al valle donde no debe faltar una foto y la verdad que aquello es pre-cio-so pero no apto para gente con vértigo porque la plataforma está en el aire. También hay una cafetería y baños. 


Desde aquí salen diferentes rutas de senderismo entre paisajes asombrosos por los que puedes ir a explorar. Hay rutas en la parte de arriba del teleférico, en la zona de abajo, rutas para subir o bajar a pie (y pagar solo un viaje del teleférico...). Si te gusta el senderismo aprovecha porque esto es el paraíso de los senderitas!. Como nosotros decidimos venir aquí a última hora no llevábamos nada preparado y fue una pena, pero me encantaría volver y hacer alguna ruta. 

Aun así, queríamos explorar un poco aquello (ya que habíamos subido) y empezamos a andar por un sendero durante una hora mientras observábamos el paisaje y nos cruzábamos con otros senderistas mejor preparados, hasta que nos cansamos y nos dimos la vuelta ¡otra vez será!...

Nuestro teleférico subió al mirador a las 13 hrs. y entre el tiempo que estuvimos en el mirador, caminando, observando las rapaces, haciendo fotos... después bajamos al parking y ya subimos al coche para llegar hasta Potes que está a media hora y llegamos al pueblecito a las 17 hrs. Nuestro siguiente reto era encontrar un lugar para comer!!

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