El Palacio de Knossos es la joya más importante de la civilización minóica y el símbolo de la isla de Creta a nivel mundial, a tan solo 5 km de la ciudad de Heraklion. Es un palacio enorme, el más grande de todos los palacios minoicos y siempre envuelto en su halo de misterio, de leyendas milenarias, lugares destruidos que ya no existen y otros que sí podemos conocer en la visita a este maravilloso palacio.
Con una antigüedad de más de 4000 años, fue construido sobre un asentamiento neolítico y sirvió de residencia de los reyes y era el centro de poder de la isla: también cumplía una función religiosa y aquí se gestionaban los recursos económicos. Su construcción comenzó sobre una colina entre el 2000 y 1900 a.C (que se dice pronto). Se destruyó y volvió a construir en varias ocasiones, siglos posteriores a su construcción y durante todas esas reconstrucciones, los micénicos también se instalaron aquí y utilizaron este palacio como una ciudad, ocupando las estancias como viviendas particulares y otras como almacenes hasta su destrucción completa en 1380 a.C
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Reconstrucción ficticia del Palacio de Knossos, isla de Creta |
¿Cómo era el Palacio de Knossos?
La técnica usada para la construcción del palacio es realmente asombrosa para la época, y casi inimaginable. Era un lugar enorme y rodeado de una muralla que constaba de sus cuatro lugares de accesos a diferentes lados, y un avanzado sistema de drenaje de agua. Está estructurado y construido todo alrededor de un patio central destinado a realizar reuniones y espectáculos de taurocatapsia. Destacan sus pórticos de columnas arquitrabadas y semiderruidas: en especial el Pórtico Norte con sus columnas granates y el famoso Fresco del toro furioso (debemos tener en cuenta que casi todo es una reconstrucción y los verdaderos frescos del palacio se encuentran en el Museo Arqueológico de Heraklion).
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Pórtico Norte del Palacio de Knossos, Creta |
¿Y qué es la taurocatapsia?
El patio central del palacio estaba destinado, entre otras cosas, a espectáculos de esta actividad. Era un ejercicio en el que los atletas tenían que demostrar su agilidad a pie o a caballo, frente a un toro salvaje. Esta actividad se veía representada comúnmente en el arte minoico y aparecían escenas de la taurocatapsia en decoración de paredes, sellos o figurillas.
Fresco de la Taurocatapsia o Salto del toro
Este fresco fue hallado por Arthur Evans (director de las excavaciones del palacio) en un patio. El estuco estaba destrozado y se cree que pudo haber caído de una planta superior en el Palacio de Cnosos debido a un terremoto, pero actualmente se encuentra expuesto en el Museo Arqueológico de Heraclión. En él podemos ver a un acróbata saltando sobre un toro, junto con otras dos mujeres y ha sido completamente restaurado.
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El Salto del Toro, Museo de Heraklion |
También se encontró en otras estancias y almacenes del palacio, restos de vasijas, otras pinturas murales y curiosas figurillas de la época conocidas como 'diosas de las serpientes'. Destaca el hallazgo de hasta 3000 fragmentos de tablillas de arcilla con inscripciones de lineal A y B (la antigua escritura griega de Micenas). En esas tablillas se cree que se podría haber llevado la contabilidad de los rebaños de ovejas, carros y hasta del armamento. No olvidemos que estamos hablando de hace unos 4000 años de antigüedad.
Una de las estancias más destacadas del palacio es el Salón del Trono, rodeada de un banco de piedra con capacidad de hasta 30 personas, pues aquí era donde el rey recibía a sus invitados. Las paredes estaban decoradas con pinturas murales de dos grifos de la mitología griega.
¿Qué es un grifo en la mitología griega?
Los grifos son criaturas mitológicas con origen en Oriente Próximo (Babilonia y Asiria) y tienen la cabeza y parte delantera de águila, con su pico afilado y plumas, y parte posterior de león, con su pelaje, patas musculosas y cola alargada. Son unas criaturas enormes con una gran fuerza. A continuación los podemos ver las paredes en el Salón del Trono muy sutilmente:
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Salón del Trono en el Palacio de Knossos, Isla de Creta |
Otro de los estucos del palacio y más representativos de Creta es el Principe de los Lirios, un joven con cabello largo, el torso de frente y piernas de perfil con la pierna adelantada; una perspectiva de influencia egipcia. La imagen mide 1,20 metros y pertenece al minoico reciente (1470 a.C). En el palacio podemos ver una réplica, mientras que la imagen original se encuentra en el Museo Arqueológico de Heraklion.
El Fresco de los Delfines también es contemporáneo al anterior (1450 a.C) y se encontraban en el baño de la reina; expuestos actualmente en el Museo de Arqueología: 5 delfines figurativos de color azul que nadan rodeados de peces sin ningún orden aparente. Frescos hay muchos más: La Danzarina, El Banquete Ceremonial, el Pájaro Azul y el Recolector de Azafrán,
Todas estas imágenes originales las podemos ver en el Museo Arqueológico de Heraklion, mientras que las réplicas siguen en el palacio. A continuación podemos ver el Pórtico Norte, las Damas de Azul y el baño de la reina con el Fresco de los Delfines.
La estructura del palacio era tan compleja y laberíntica que era conocido como el Laberinto de Creta. Contaba con 1500 estancias repartidas entre patios y pasillos en zig-zag, santuarios y rincones secretos, criptas, un entresijo de escaleras, pasadizos y casas que podían llegar a tener hasta 3 y 4 alturas. Por todo esto, el laberinto cobra vida con el mito de Teseo y el Laberinto del Minotauro.
En este hermoso y sofisticado palacio construido por el arquitecto Dédalo, vivía el rey Minos de la isla de Creta y su mujer, la reina Pasífae. El rey Minos, para llegar al trono de Creta y ser reconocido como rey por los habitantes de la isla, necesitó la ayuda del dios Poseidón, dios del mar. Este escuchó su petición y le envió un hermoso toro blanco salido de los mares, al que el rey Minos debía sacrificar para ganarse el reconocimiento de rey en la isla.
El toro blanco salido de los mares
Sin embargo, era tal la belleza de ese toro blanco, que lejos de acabar con su vida, el rey Minos quedó maravillado y decidió ocultarlo en un rebaño del palacio y, en su lugar, dar muerte a otro toro con la esperanza de que Poseidón nunca se diera cuenta del cambio. Pero evidentemente no fue así.
La adoración de los toros sagrados, como un animal fuerte y noble, es muy común en el mundo antiguo, especialmente en el Antiguo Egipto, Mesopotamia y Grecia. Uno de los símbolos que más identifican el Palacio de Knossos son los Cuernos Consagrados.
Poseidón, al enterarse del engaño, entró en cólera y como castigo, hizo que la reina Pasífae, mujer de Minos, sintiera un deseo incontrolable de yacer con el hermoso toro blanco. Fruto de esa unión entre la mujer y el animal, nació el Minotauro: una bestia mitad humana, mitad toro.
Dédalo y la creación del laberinto
El rey Minos se sintió tan avergonzado de la horrible criatura que decidió esconderla en su palacio. El minotauro solo comía carne humana, y conforme iba creciendo, se hacía más y más salvaje y violento, hasta ser incontrolable. El rey Minos no tuvo más remedio que pedir ayuda a Dédalo, el arquitecto del palacio, y suplicarle que construyera un laberinto a modo de jaula dentro del palacio, que consistía en pasillos en diferentes direcciones y estancias entrecruzadas entre sí, donde el Minotauro quedó encerrado en el abandono y olvido.
Androgeo y la guerra contra Atenas
Otro de los hijos de los reyes Minos y Pasífae, Androgeo, viajó a Atenas para participar en unos Juegos Olímpicos y resultó vencedor, pero por eso mismo fue asesinado. El rey Minos se enfureció tanto que le declaró la guerra a Atenas y atacó el territorio hasta conquistar la ciudad.
Aconsejado por el Oráculo de Delfos y tras la victoria, impuso una serie de condiciones a los atenienses: los atenienses tenían que pagar un tributo a Creta y consistía en la entrega de siete doncellas y siete niños cada año, que servirían de alimento a la bestia del Minotauro. Así, año tras año, se hacían los sacrificios de niños y mujeres atenienses, hasta que finalmente, el príncipe Teseo, hijo de Egeo y rey de Atenas, se ofreció para ir a Creta como víctima para el Minotauro, con la intención real de enfrentarse a la bestia, acabar con ella y con el cruel destino de Atenas y los sacrificios humanos.
La princesa Ariadna, otras de las hijas del rey Minos, conoció a Teseo, hijo del rey de Atenas del que se enamoró. Le prestó un ovillo de hilo que el propio arquitecto del laberinto Dédalo, le dio a la joven. Teseo con ayuda de Ariadna y el ovillo, pudo adentrarse en el laberinto desenredando el ovillo de Dédalo, enfrentarse con la bestia hasta acabar con ella, librar al pueblo de Atenas y finalmente, salir de ese laberinto siguiendo el hilo.
Teseo y la princesa Ariadna se marcharon de la isla de Creta, de vuelta a Atenas. De camino hicieron una parada en la isla de Naxos, y cuando parecía que la historia acabaría con un final feliz. No se sabe el motivo exacto, pero Teseo dejó atrás a la princesa Ariadna, que se quedó dormida en la isla de la playa.
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Fresco de la procesión, Museo de Heraklion |
La conservación y restauración del palacio ha sido motivo de polémicas y conflictos con razón de sobra. Todo lo que todavía sigue en pie, no son más que reconstrucciones y ejemplos de lo que pudo haber sido. Las primeras excavaciones del palacio a gran escala se llevaron a cabo por Arthur Evans, arquitecto de la Escuela Británica de Atenas.
Los restos del palacio eran tan frágiles que en un principio se pretendió hacer una cuidadosa conservación, especialmente frente a las condiciones climáticas. Pero cuando la Escuela Británica de Atenas se encargó de su restauración, a partir de 1925, el proceso de reconstrucción de la pintura y la arquitectura fue tan radical que se valoró muy negativamente. También se usaban materiales como el hormigón, que no son reversibles y aquí comenzó la controversia.
Un claro ejemplo de los errores que se llevaron a cometer en la reconstrucción y restauración del palacio lo vemos claramente en el fresco del Recolector de Azafrán. Arthur Evans identificó en los restos de un fresco la figura humana de un niño color azul ¿? recolectando la flor del azafrán, pasando por alto que otro de los fragmentos del fresco tenía parte de una cola de lo que realmente sería un mono azul grisáceo.
Estas reconstrucciones ayudan a los visitantes a comprender mejor la estructura y características del palacio, pero la crítica también está en que en muchas ocasiones tampoco se distinguen las partes restauradas y algunas construcciones no están suficientemente apoyadas por las bases y pruebas arqueológicas (básicamente, lo que no sabían se lo inventaban y esta última imagen es el ejemplo).
La visita estándar al palacio puede durar entre 2 y 3 horas. Especialmente en temporada alta, es recomendable comprar las entradas con antelación. Las colas son largas para el bus y las taquillas. Si compras la entrada con antelación, mi consejos es que hagas una captura de pantalla al código del e-ticket, por si la señal de Internet no es buena.
♦ Dirección: 714 09, Knossos, a 6 km de Heraklion, Isla de Creta (Grecia).
♦ Cómo llegar: en Heraklion, en la estación de autobuses A (la que está cerca del puerto), bus nº2 dirección Knossos. Los billetes los puedes comprar en la máquina expendedora (1,50 €) o directamente en el bus (2 €). Pasa cada 20-30 min. La parada en Knossos está a menos de 100 metros de la entrada al palacio, no tiene pérdida. Para volver a Heraklion, la parada de regreso está casi enfrente. También puedes comprar los tickets de regreso en el kiosco de la parada.
♦ Horario: 8:30-17:00 hrs (última hora de entrada 16:30 hrs.). de lunes a domingo. En verano el horario es más amplio. Consultar los días festivos que está cerrado.
♦ Precio: entrada general 15 €. Menores de 25 años de la Unión Europea gratis. Otras gratuidades, especialmente para griegos, vienen especificadas en la página web:
♦ Contacto: +30 281 023 1940
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